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Lecturas de domingo: Poetas electromecánicos

Donde el metal y las palabras se encuentran: poesía en medio del taller. Por Pablo Rebolledo.

Pedro Nazar es docente de Lengua y Literatura en la Escuela Técnica Fray Luis Beltrán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es el artífice de un proyecto denominado “Poetas Electromecánicos”. La iniciativa procura incentivar a los alumnos de escuelas técnicas al abordaje creativo de temas industriales, insta a los estudiantes a apropiarse de las herramientas del taller de una forma diferente, apelando a la creatividad, jugando con las palabras. Derriba esa muralla que, en las escuelas técnicas, parece existir entre las materias teóricas y las prácticas.

Poetas Electromecánicos
Poetas Electromecánicos

¿Cómo nace el Proyecto “Poetas Electromecánicos”?

 

P.N.:- El proyecto Poetas Electromecánicos nace de una frustración mía como docente de Lengua y Literatura en un ámbito donde la lectura y donde el interés por la materia en los futuros técnicos era escaso. A muchos no les parece útil que una escuela técnica tenga materias teóricas. Además, estaba con unos chicos que no tenían bibliotecas, que no tenían el hábito de la lectura. Eso no solamente porque vayan a ser técnicos, sino también porque en esta el formato tradicional de la literatura se lee menos. Traté de hacer algo para no sentir que estaba desperdiciando mi vida como docente. Porque uno puede resistir un par de clases sin un feedback, sin un entusiasmo, pero mucho más, se hace difícil. Entonces busqué fue algo que a mí me motivara. Si bien la enseñanza de la poesía y de algunas estrategias poéticas estaba dentro del programa, la forma de articularlo con la industria, no estaba dentro del programa. Entonces necesité no solamente la idea, sino algunos estímulos externos. Uno fue el COVID, que dentro de las cosas malas que tuvo, nos había enseñado a cambiar las dinámicas de enseñanza a través de la burbuja, de las cámaras. Bueno, había dinamizado un poco ese espacio, lo había cuestionado, tal como lo conocíamos. En el 2021, yo ya venía trabajando la escritura con los chicos, pero me gustaba tanto lo que hacían que, como editor, me propuse publicar sus trabajos. Fue entonces cuando abrí las puertas del aula, empecé a buscar un sponsor, a buscar dinero, a pensar si eso era posible, empezar a enfrentarte con situaciones que exceden a tu rol como docente. Fue todo un desafío. El COVID me ayudó a desestructurar un poco el ambiente académico. También me ayudó mucho el hecho de que al lado de mi aula se da clases de educación física y los viernes había mucho ruido, mucho grito de gol, cosas que son propias de la educación física. Los chicos tienen que liberar su energía, tienen que conocer su cuerpo. Es decir, sin criticar lo que sucede ahí, tenía que salir de ese espacio para dar clases. Y eso me llevó a buscar otros espacios y uno de esos espacios fue casualmente el taller de hojalatería, que los viernes no tenía clase. Y fue bastante, para toda la institución, no sólo para mí, para los chicos ni hablar, sino también para las pedagogías institucionales, bastante extraño, novedoso, nuevo, innovador, que alguien, un profesor de lengua, venga a dar clases de lengua en un lugar donde no hay pizarrón. Me acuerdo que una alumna una vez me dijo: “… a mí en taller me enseñan qué es un martillo y para qué sirve, pero en lengua me enseñan qué son las palabras, pero no para qué sirven…” Los alumnos de las escuelas técnicas tienen una necesidad muy natural – y muy acertada para mí – que es que enseguida quieren saber ¿Qué puedo hacer con esto? Si tengo un martillo es para clavar y clavar un clavo. Tenés la herramienta y tenés cómo utilizarla. En el campo de las materias teóricas, donde son mundos más abstractos, cuesta más hacer esa relación entre los conocimientos. Requiere otra complejidad. La idea es escribir poesía sobre las herramientas de taller y con las herramientas de taller.

 

¿Cómo es el proceso de selección de los poemas que formarán parte del libro?

 

P.N.:- No hay ningún poema en el libro que no sea bueno y esto tiene que ver con la forma de trabajar. Dedico 10 clases a este proyecto, hacemos 10 ejercicios diferentes. Tomamos una definición, martillo, por ejemplo. Buscan la palabra en el diccionario: “Herramienta de percusión compuesta de una cabeza, por lo común de hierro, y un mango”, y después les digo que a esa definición tienen que agregarle estas palabras, les doy palabras que tengan que ver con las emociones: abrazo, beso, soledad, amor, entonces tienen que armar una nueva definición, introduciendo esas palabras en el en el poema. Por ejemplo, “la morsa es un instrumento que sirve para sujetar nuestro amor, que ni las sierras que uso en carpintería pueden cortar, este amor que está compuesto por un brazo volcánico y otro frío, unido por un tornillo de tristeza sin fin, que al girar crujiendo, acerca mis labios a los tuyos”.

Entonces ahí está todo el lenguaje de la definición objetiva sacada del diccionario, con las diez palabras. Trabajo con diferentes consignas, leo un poema de Oliverio Girondo o de otro autor, les doy una consigna, escriben, leemos, volvemos a buscar. Así de los diez ejercicios, yo selecciono cuál es el que está mejor para el libro. Hay muchos que tienen trabajos muy buenos, pero lamentablemente el libro tiene 100 hojas, son 100 libros de 100 hojas.

¿Qué les sucede a tus estudiantes cuando pueden ver lo que han producido?

 

P.N.:- Todos los alumnos tienen al menos un poema en el libro, eso habla de que son muy capaces. La selección de los poemas resulta tiránica y algunos se molestan un poco, si alguien tiene cinco poemas que están buenísimos, o seis, y yo no puedo poner seis poemas porque necesito darle espacio a los demás, tiene que estar equilibrado. Ellos están muy agradecidos, de hecho, después de esa experiencia siguieron escribiendo, ahora siguen escribiendo. Hemos participado de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Les propongo ser creativo a la hora de trabajar con las herramientas de taller, pero no con el lenguaje, y eso se nota, o por lo menos yo en mi curso lo noto mucho, son alumnos que tienen a las palabras no como una herramienta que te puede permitir descubrir un mundo diferente, que te pueda ampliar tu conocimiento, que te puede servir. El lenguaje sirve para comunicar, pero sirve además para enamorar, para construir, para desarmar, para amar, para desmantelar, para muchas cosas más. Se dieron cuenta que es muy útil tener otro tipo de habilidades, como trabajar en equipo, como adaptarse a nuevas tecnologías, como la creatividad, todas herramientas que también desde el área de Lengua y Literatura yo puedo ayudar a trabajar.

 

Desde tu perspectiva, no tan solo como docente y responsable de este proyecto, sino además como escritor, si tuvieras que ayudarnos a reflexionar para qué sirve la poesía en estos términos de utilidad, qué nos dirías ¿Por dónde deberíamos comenzar?

 

Bueno, es una pregunta difícil de contestar, porque hay tantos tipos de poesía como poetas o seres humanos en el mundo. En este mundo tan racional, científico y tan práctico, repetimos discursos que son muy interesantes para la realidad, que nos ayudan a vivir, nos ayuda a construir sociedades, a evolucionar en la medicina, a pronosticar lo que sea, pero en esta construcción de mundos estamos dejando mundos olvidados, estamos dejando mundos perdidos, y esos mundos perdidos también son parte de la realidad. Hay un poema de Girondo, que yo se los hago leer generalmente al principio, todo era amor, no había nada más que amor. Les pregunto ¿Cuántos tipos de amor conocen? Amor ecuestre, amor platónico, amor a primera vista, amor pasado por agua, amor lleno de preventivos, amor con falta de ortografía, amor con una gran M, amor que incendia el corazón de los orangutanes, eso les divierte porque se dan cuenta que están jugando, que ahí está jugando con las palabras. ¿Amor que incendia el corazón de los orangutanes? Es un lugar que ninguno de nosotros lo pensó.  Se dan cuenta que solamente tienen que animarse a jugar con las palabras, a unir palabras que otros no hubieran unido.

 

¿Existe un componente creativo y un componente vinculado a lo lúdico en este proyecto?

 

P.N.:- Exactamente. Cuando los niños empiezan a hablar utilizan las palabras en forma desordenada. El lugar de lo lúdico en el lenguaje es difícil encontrar. Sin embargo, yo creo que ellos lo encuentran.  Nosotros nos llenamos de reglas ortográficas, de reglas gramaticales que son muy necesarias, estoy a favor de las estructuras, pero si los chicos empiezan el contacto con el lenguaje desde las reglas y desde los límites va a ser difícil que logren despertar una pasión o que logren encontrar un lugar de libertad y de juego. Es el lugar donde todos queremos estar, donde podemos jugar y expresar nuestra libertad.

 

Este enfoque innovador subraya la importancia de integrar distintas disciplinas para potenciar el proceso educativo. En definitiva, fomenta una educación más integral y enriquecedora para los estudiantes. Esta historia es la de un docente comprometido, la de un proyecto maravilloso y la de adolescentes que pueden expresarse libremente. Una historia escrita por futuros técnicos. Técnicos que, gracias a esta experiencia poética, al egresar llevarán consigo la creatividad como herramienta.

 

 

 

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