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Brilla César Sodero en desparejo lote de “Historias breves”

BUENOS AIRES (ambito.com) Siempre hay una joyita en las «Historias breves», esas agrupaciones periódicas de cortos especialmente producidos por el Incaa, tras cuidadosa selección de guiones estudiantiles. Así, la edición que el organismo acaba de estrenar (duodécima en 21 años, aunque el proyecto nació para ser anual) tiene una gema extraña. Un pequeño cuento de amor, soledad y ciencia ficción digno de Ray Bradbury en alguna noche de honda tristeza.

Se trata de «Una mujer en el bosque», de César Sodero, con Marcelo Subiotto y Elisa Carricajo formando una extraña pareja de hombre y androide. Un androide que ya no tiene ganas de vivir, quizá porque la empresa fabricante ha discontinuado el service del modelo, quizá también por cosas más profundas. El relato es calmo, delicado, muy bien actuado, y de veras singular. Lejanamente, se lo puede emparentar con«Inteligencia artificial», «Tamaño natural», «Cherry 2000» (ambientado en 2017) o la ya lejana «No es bueno que el hombre esté solo».

Del resto, y en tono muy distinto, cabe señalar «El inconveniente», de Adriana Yurcovich, comedia de humor negro inspirada en tantos viejitos que en la semana de Navidad de 2014 quedaron aislados en sus departamentos debido a los cortes de luz y la consecuente falta de agua. También, la cara de felicidad de un veterano suboficial de policía mientras descarga chorros de agua sobre los manifestantes en «Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia», paso de comedia de Dolores Montaño.

El lote incluye asimismo un largo, elíptico y sutil acercamiento a una preadolescente en «Las nadadoras de Villa Rosa», de Josefina Recio, la respetuosa confrontación de dos generaciones guaraníticas en «La canoa de Ulises»,de Diego Fío (hermosa fotografía de Pablo Iacovone) y tres cuentos de violencia.

Allí están «Las liebres», de Martín Rodríguez Redondo, preciso y elaborado relato sobre sensibilidad infantil, ceguera paterna y modos de formación del carácter, «El plan», de Víctor Postiglione, donde dos hermanitos deciden castigar al padre violento (semana feliz para Postiglione, que también acaba de estrenar su primer largo, el terrorífico«Tiempo muerto») y «Cimarrón», de Chiara Ghio, donde el castigo tiene forma de locura solitaria y venganza de clase en un ambiente rural, todo resuelto con mínimos elementos.

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