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HOSPITAL GARRAHAN: EL RELATO DE UNA MADRE QUE AGRADECE EN MEDIO DE LA INCERTIDUMBRE
Mabel Andrade, vecina de Sierra Grande, relató con profunda emoción cómo el Hospital Garrahan salvó la vida de su hijo Yuriano, quien sufrió graves quemaduras. Hoy, ante el incierto panorama del hospital, expresa su preocupación y hace un llamado a visibilizar la importancia de este centro de salud pediátrico para miles de familias del país.

Sierra Grande | “La vida de mi hijo se resolvió en el Garrahan”. Así, con una mezcla de gratitud y angustia, Mabel Andrade resumió la importancia del Hospital Garrahan en su historia familiar. Vecina de Sierra Grande, Río Negro, Mabel es madre de Yuriano, un adolescente que en 2023 sufrió un accidente doméstico que le provocó quemaduras severas. El tratamiento fue largo, doloroso y extremadamente complejo. Pero en cada etapa, el Garrahan estuvo ahí.
“El Garrahan no solo le salvó la vida a mi hijo. Nos sostuvo emocionalmente, nos cuidó, nos trató con una dignidad y un profesionalismo que pocas veces se ven. Ahí no importa si tenés obra social o no, si venís de un pueblo chiquito o de la capital. Ahí atienden a todos por igual”, cuenta Mabel.
Durante dos meses permanecieron internados. Luego, las visitas periódicas se convirtieron en parte del calendario familiar. El próximo control está previsto para septiembre, pero hoy Mabel vive con miedo: “No sé si me voy a encontrar con los mismos médicos, con el equipo que conoce a mi hijo, que lo acompañó en todo este proceso. Esa incertidumbre es muy dolorosa”.
La preocupación de Mabel se inscribe en un contexto más amplio: el conflicto laboral y presupuestario que atraviesa el Hospital Garrahan. Las condiciones de los trabajadores, la continuidad de los equipos médicos y el futuro mismo de la atención pediátrica de alta complejidad están en juego. Para familias como la de Mabel, esta no es una noticia más. Es una amenaza directa a la salud y bienestar de sus hijos.
“Yo siempre digo que el Garrahan es un lugar donde se respira humanidad. Te atienden las kinesiólogas, los pediatras, los cirujanos, las psicólogas… y lo hacen con una entrega total. Se ponen todo al hombro hasta lograr que ese niño salga adelante”, destaca con emoción.
Yuriano, hoy, ha vuelto a jugar al fútbol, va a la escuela, hace una vida prácticamente normal. Todo gracias a ese ejército silencioso de médicos y profesionales que, en palabras de su madre, “son héroes anónimos que trabajan muchas veces sin saber si mañana van a seguir estando ahí”.
El testimonio de Mabel Andrade no solo visibiliza una historia de superación, también alerta sobre una situación crítica. Porque si el Garrahan pierde a su gente, pierde su alma. Y con ello, muchas otras historias —como la de Yuriano— podrían no tener el mismo final.
“Estoy eternamente agradecida. Pero también estoy preocupada. No quiero que otros chicos se queden sin esa atención que salvó a mi hijo. No quiero que el Garrahan deje de ser ese faro para todas las familias del país”, concluye Mabel, con la voz entrecortada.
Fuente: Radio Libre | En este día.