Pablo Mainer, director de la ONG “Hablemos de Bullying”, dialogó con nosotros sobre la importancia de abordar esta problemática para disminuir su impacto en el desempeño escolar. Probablemente todos, o muchos de nosotros, hemos padecido de alguna manera bullying, porque no es un fenómeno nuevo. Quizás lo que no existía antes era una palabra que lo identificara, pero estaba presente, inclusive en algún momento nos hemos referido a ciertas situaciones donde a alguien se lo “agarraba de punto”.
¿Qué diferencia existe entre el bullying y el acoso escolar?
Mainer: En Latinoamérica, la palabra bullying se emplea desde hace más de 15 años, y nos sirve para identificar una dinámica de violencia. Nosotros somos defensores de la palabra porque justamente identifica un fenómeno puntual. La traducción podría ser acoso escolar, pero cuando uno habla de acoso escolar puede ser mucho más amplio, por ejemplo, una situación de un docente contra un alumno. Y allí no estamos hablando de bullying, entonces ya es otro fenómeno. El bullying es el hostigamiento sostenido en el tiempo, esto es importante, entre pares. Entre chicos que comparten un mismo espacio. Puede ser la escuela, o puede ser el club, puede ser otro ámbito, por eso también acoso escolar queda chico. Y lo que se genera es una dinámica donde hay dos percepciones de poder distintas, uno se percibe más poderoso que el otro, entonces se siente con esa capacidad de poder agredir, se da una dinámica en la cual el chico que es agredido empieza a ver afectada salud mental, el sueño. Pensemos en una niña o niño que están expuestos entre cuatro o cinco horas en la escuela y en otros casos esa exposición se amplía si está asociado al cyberbullying, eso continúa cuando los chicos salen de la escuela, entonces es una situación de estrés constante. En el tiempo esta exposición va generando secuelas en la salud mental.
¿Podemos identificar distintos niveles o tipos de bullying?
Mainer: El bullying se expresa de diversas formas, que no son categorías estancas, muchas veces se mezclan, pero podríamos decir que hay tres: uno que es más físico, uno que es más psicológico y otro que se denomina social. Si hablamos del bullying material, estaremos haciendoreferencia a robarle las cosas a un compañero, constantemente esconderle o destruirle sus pertenencias, su material escolar, su ropa. La exclusión es el bullying más común, porque muchas veces uno asocia rápidamente el bullying con la agresión física, con una pelea, con una riña, con un golpe, y en realidad el bullying más común es el de exclusión. Observamos que el bullying más físico está relacionado a los chicos más chicos, a medida que los chicos crecen, se transforma en un bullying más psicológico, y después más social, donde es justamente la etapa de la pre-adolescencia, la adolescencia, donde los menores quieren pertenecer a un grupo. Y allí vemos que al armar un grupo de WhatsApp no agregan a determinado compañero o no lo hacen parte de las actividades y se termina sintiendo sola o solo. En la Escuela los recreos los pasa en soledad. Y esa situación es tal vez a la que menos atención se le presta y lamentablemente es muy frecuente. Es muy importante la mirada del docente para poder tomar dimensión de lo que sucede.
Según refieren algunas investigaciones, entre las niñas hay un bullying un poco más psicológico y social, y en el caso de los varones se observa más la cuestión física, la agresión física.
Hablemos sobre el rol de los docentes frente a estas situaciones. ¿Cómo deben abordar esta problemática?
Mainer: – Lo primero que hay que decir es que la mayoría de los docentes no tienen las herramientas para afrontar este tipo de situaciones, no solamente las de bullying, sino cualquier tipo de conflicto. El conflicto es parte de las relaciones humanas, es normal que eso suceda. Aquí estamos hablando de una situación de violencia y los docentes no están preparados para esto, no tienen las herramientas, a nosotros nos pasa que nos llaman de escuelas, nos llaman docentes, que están ávidos de adquirir herramientas. Cuando vemos la carrera docente, los institutos terciarios de formación docente, estos temas no se trabajan, y entonces ahí es toda una discusión. Nosotros formamos la Alianza Anti-Bullying Argentina hace tres años, que justamente tiene por objetivo unir fuerzas para poder empezar a incidir en esas cosas, porque hoy en día todo lo que tiene que ver con habilidades sociales, habilidades emocionales, tiene que estar atravesado en la educación, y si no lo desarrollan los docentes, mucho menos los chicos. En la dinámica del bullying hay un sistema que favorece a que esto suceda, entonces, más allá del docente que le toca estar a cargo, muchas veces se dan situaciones en donde el bullying sucede en una clase y en la otra no, con un docente sí, con el otro no. Y nos preguntamos ¿Por qué? La respuesta es porque generan diferentes contextos, quizás el chico que hace bullying en la escuela, en el club no hace, porque cambia el contexto. Nosotros ponemos mucho foco en lo sistémico, hay una familia también, una familia detrás de cada uno de los hostigado, de los observadores, porque nosotros siempre decimos, sin observadores no hay acoso. Entonces aparece el rol de los espectadores y de las familias de los espectadores. La expresión “no te metas”, le hicieron esto a Juancito, y bueno, es normal, es cosa de chicos, entonces, ahí vamos observando cómo todos tenemos algo que ver, más allá de esa docente que muchas veces uno le carga toda la responsabilidad y nos es fácil estar a cargo de 20 o 25 menores.
¿Hay estadísticas vinculadas al bullying?
Mainer:- Nosotros hicimos un informe con respecto a las situaciones de discriminación en el aula. El bullying es un fenómeno muy difícil de medir. Una investigación de Argentinos por la Educación habla de que el 54% de los chicos dice haber sufrido o ha visto alguna situación de discriminación, que no es lo mismo que el bullying, pero si muchas veces puede ser la causa o la raíz, entonces se empiezan a investigar ese tipo de fenómenos, porque además hay una situación muy importante, el bullying es una dinámica muy silenciosa, entonces muchas veces sucede y los chicos no lo denuncian, no se entera a nadie, porque tienen miedo a la represaria, porque no se animan a denunciar, porque no le quieren sumar un problema a los padres, porque tienen miedo a la reacción de los padres. Porque no tienen un contexto de diálogo tampoco en la familia.
¿Cuáles son las consecuencias para quien sufre el bullying?
Mainer:- Un chico hostigado ya es un chico que está teniendo algún tipo de problema en sus habilidades sociales, entonces ahí la familia tiene un rol importante, en lo que tiene que ver con los rasgos personales. Ahora, cuando estos chicos se someten constantemente a agresiones, empiezan a sufrir bullying, se les empieza a afectar el sueño, se les empieza a afectar la alimentación, empiezan a comer de más o empiezan a comer de menos, afecta la sociabilización, empiezan a no querer hacer actividades sociales, pero no solamente relacionadas a la escuela, sino en general, ya no quieren ir a la casa de la abuela, ya no quieren hacer lo que hacían. Son chicos que no sonríen, que son chicos apagados, eso también nos tiene que llamar la atención.
Hay signos muy particulares. Los domingos, por ejemplo, que es el día previo al retorno al aula empiezan a tener problemas para evitar ir a la escuela el lunes. Y después lo que sucede, cuando esto se sostienen en el tiempo, es lo que se denomina la indefensión aprendida, donde ellos empiezan a sentir que son merecedores de lo que está sucediendo.
Y entonces eso menoscaba totalmente la autoestima de esa persona. Justamente no logra desarrollar sus habilidades para, como en el caso del agresor, desarrollar la empatía, o sea tener esta capacidad de entender las consecuencias de lo que yo hago. En el otro caso también esta situación de, bueno, terminan pensando que no tienen ningún tipo de habilidad para poder salir de este lugar, y en consecuencia merecen esto les está pasando, porque son distintos.Por eso nuestras charlas están siempre también muy orientadas a lo que es la crianza desde que son bebés. Nosotros decimos que la prevención del bullying empieza ahí, justamente para tener chicos que habiliten sus emociones, que sepan comunicar lo que les pasa, que tengan habilidades sociales, que sepan trabajar en equipo, que tengan sentido de pertenencia y demás. Eso va a hacer que haya chicos que se puedan defender, ante una situación de violencia, y al mismo tiempo otros chicos no tengan la necesidad de canalizar sus emociones a través de la violencia.
Cuidar de nuestras niñas, niños y adolescentes incluye la posibilidad propiciar la identificación y expresión de sus emociones. Debemos promover el diálogo en casa y de esta manera estaremos trabajando en la prevención del bullying.