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LECTURA DE DOMINGO: APRENDER
La especialista en TDAH, Dra. Silvia Figiacone, ofrece una perspectiva integral sobre cómo las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad viven el proceso de aprendizaje. En esta entrevista, comparte su mirada sobre las estrategias que pueden marcar la diferencia en la vida educativa de los estudiantes con TDAH. Por Pablo Rebolledo

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición que afecta a un número significativo de niñas, niños y adolescentes, alterando la forma en que perciben y procesan la información en el entorno educativo. Sin embargo, más allá de los desafíos evidentes, el TDAH también puede traer consigo un estilo de aprendizaje único y enriquecedor. Para comprender mejor cómo las características de este trastorno influyen en el proceso educativo, hemos conversado con la Directora de la Maestría en Neuropsicología Aplicada del Hospital Italiano, Silvia Figiacone, quien, con años de experiencia en el campo, nos brinda una visión clara de las particularidades del aprendizaje en estos estudiantes. En esta entrevista, explora tanto las dificultades comunes como las oportunidades que pueden aprovecharse para mejorar la enseñanza y el aprendizaje en contextos académicos.
¿Cuáles son los principales retos que enfrentan los niños con TDAH en el ámbito educativo?
A mí me gusta decir que el desarrollo ocurre en tres ejes, un eje que es más vinculado a lo cognitivo, otro eje que está vinculado a la autorregulación y otro que está vinculado a desarrollar habilidades. Entonces, si pensamos en esos tres ejes, los chicos en el contexto académico, si tienen un trastorno por déficit de atención, les va a pasar o puede que les pase, obviamente, la dificultad y el desafío de no poder prestar atención, al igual que alguien que no tiene esta condición por los tiempos que otras personas pueden sostener la atención, van a encontrarse con un desafío que los padres generalmente dicen, bueno, cuando le interesa, parece como que el déficit de atención no existe, y en realidad esa expresión tiene que ver más con motivación, como las personas con un trastorno por déficit de atención tienen mucha dificultad para orientar sus recursos a hacer cosas que no coinciden con su motivación intrínseca, con sus motivos personales, y en general el colegio te pide que hagas un montón de cosas en determinados tiempos y determinadas maneras que por ahí vos no elegirías, y ese es un enorme desafío.
Y otro desafío es el desafío de regular adecuadamente tu conducta, tus emociones y tu conducta, porque el intercambio social, en cualquier circunstancia, en el colegio también, exige que uno, bueno, negocio un montón de cosas, si voy a jugar en relación a mis intereses o si voy a acompañar los intereses de otros, si voy a esperar mi turno o no, cómo voy a demostrar mi enojo si me enojo, cómo voy a sostener el control de mis impulsos cuando tengo, no sé, ganas de salir corriendo del aula porque lo que me están pidiendo no me gustó, bueno, todos esos son desafíos cotidianos junto hacer las cosas, hacer las cosas que la maestra pide, eso también es un desafío muchas veces.
No todos aprendemos de la misma manera, con los mismos tiempos ¿Cuánto de lo que usted señala también tiene que ver con niñas, niños y adolescentes que no tienen TDAH?
Exacto, en uno de mis libros yo digo planifiquemos para 30 trayectorias, una planificación para 30 trayectorias, y eso un poco hace referencia a lo que vos me decís ahora, de los 20 o 30 chicos que hay en un aula, todos tienen su trayectoria de aprendizaje, van a ir con más o menos facilidad avanzando en determinadas disciplinas o actividades de distintas materias, pero más allá de eso, las personas que finalmente reciben un diagnóstico tienen como una trayectoria de aprendizaje más escarpada, digo siempre yo, más desafiante, con más obstáculos en el camino.
En este momento hay un montón de chicos que no tienen tal vez una condición vinculada al desarrollo, pero que tienen muy poca tolerancia a la frustración y al esfuerzo, creo que como adultos, como padres y como docentes, les estamos fallando un poquito a los chicos en ayudarlos a desarrollar constancia y capacidad de tolerar frustraciones. Eso que es algo muy característico de los chicos con TDAH, se está viendo cada vez más desparramado en todos los chicos en distintas edades, y hay como una dificultad por parte sobre todo de quienes somos padres, de identificar que un chico sea feliz no representa no encontrarse con ninguna frustración o dificultad. Los chicos con TDAH que ya tienen esa predisposición, muchas veces si se encuentran además con esa manera de orientar la crianza, tienen síntomas todavía más disruptivos, así que estamos viendo cuadros más graves en los que tienen TDAH y un montón de chicos sin TDAH que tienen síntomas que de alguna manera pareciera como que fueran un TDAH.
¿Qué estrategias funcionan mejor cuando hablamos del abordaje en los colegios?
Creo que podemos decir que hay tres cosas que son muy importantes, la primera es considerar diferencias individuales, es decir, no ser, no ser, no pretender un chico estándar, más allá del diagnóstico de TDAH mismo todos los chicos que reciben ese diagnóstico no son iguales, pueden ser muy distintos, a veces hay maestros que me dicen yo tenía un alumno con TDAH y no se parece a Juancito. No, claramente, porque Juancito es Juancito y Pedrito es Pedrito y van a ser diferentes, aunque puedan tener esa condición de base.
Entonces, la primera estrategia es animarse a recibir a cada uno como es, que es un poco lo que a todos nos gusta que nos pase, como que nos encanta, no sé, cuando vas a la peluquería que tu peluquero se acuerde quién sos y se acuerde cómo es tu pelo y te diga ese rulo rebelde que siempre tenés ahí y nos encanta cuando vamos al médico que el médico se acuerde que el año pasado tuvimos una gripe que nos dejó de cama, digamos, esto es válido para los docentes poder prestar atención amorosamente a cada uno. La segunda estrategia es entender que la conducta disruptiva no responde a los castigos, hay algo muy característico de la persona con TDAH que es que su sistema de recompensas no funciona del todo bien, en líneas generales, no sé, si vos un día ves que está nublado y salís a la calle y te empapás, la semana siguiente cuando esté nublado te vas a acordar de llevar el paraguas, eso es como que aquello del entorno que en algún punto te aflige o es hostil para con vos, que te empapes y haga frío es hostil, lo vas a registrar y vas a tratar de evitarlo. Bueno, las personas con TDAH tienen un sistema de recompensa que no funciona así, entonces los padres te dicen le impuse 80 penitencias y le da lo mismo, los docentes te dicen le di 20 oportunidades para recuperar y nunca las agarró. Y en realidad, ellos funcionan mejor con herramientas de reconocimiento, entonces en vez de castigar a alguien por lo que no hizo, das vuelta y reconoces a alguien por lo que hizo, y no estoy hablando de premiar con cosas materiales, a veces el reconocimiento es un feedback amoroso.
Y el tercer grupo de estrategias tiene que ver con permitir en el entorno del colegio lo que se llaman adecuaciones de acceso, les pongo un ejemplo, las adecuaciones de acceso son pequeños andamiajes y contemplaciones que cuando un chico tiene un diagnóstico tratan de minimizar el impacto de la condición de base, entonces por ejemplo si vos tenés un TDAH vos vas a ser distraído y tardarás más tiempo en hacer algo porque te distraes en el medio, entonces existe lo que se llama tiempo extra, si las evaluaciones duran 60 minutos vos tenés 75. Eso que en nuestro país es una ley nacional y que encima suscribe a leyes internacionales, funciona en todas las jurisdicciones y tiene que ver con cómo darle a las personas con alguna condición diagnosticada aquello que se constituye como su derecho, los recursos que necesitan ellos para funcionar bien. Así que, con esas tres cosas, entender la individualidad, entender un sistema de recompensa distinto e ir por el feedback positivo y las recompensas o el señalar los logros, y el utilizar algunas estrategias de adecuaciones metodológicas, eso ya es una muy buena base.
¿Cómo se incorpora la familia en este proceso de acompañamiento del aprendizaje? ¿Cuáles son aquellos indicadores a los cuáles deberíamos prestar atención en el hogar?
Nosotros las llamamos “señales de alarma”. La primera, y más característica, es cierta demora en lo que se llaman pautas madurativas. Chicos que caminan más tarde, o hablan más tarde, o controlan esfínteres más tarde.
Los chicos que tienen alguna condición del desarrollo muchas veces se ven un poco demorados en el logro de algunas de estas pautas madurativas. Otra cosa que a veces a los padres cuando yo se los digo los incomoda un poco, pero a mí me parece importante, es la comparación con tus otros hijos. Los padres siempre dicen yo no quiero comparar.
Es cierto que es importante no comparar en términos de personalidad y lo que un hijo te da y lo que el otro te da y carácter, pero sí es importante identificar que hay cosas que la mayoría de los chicos hace con más facilidad. Entonces cuando vos tenés un hijo de siete años que todavía tiene mucha dificultad para leer y tenés el otro que tiene cinco años y medio y ya solo de verte ayudar al de siete aprendió. Esa es una buena evidencia que el de siete está necesitando alguna ayuda porque con un poco de estimulación dirigida los chicos aprenden.
Y después otra cosa importante es la comunicación con el colegio. El otro día una mamá me decía “bueno, pero es chiquito” y yo le respondí que los 25 que están en el mismo grado son igual de chiquitos y este tuyo parece que al lado de todos los otros que también son chiquitos, tiene más dificultad para realizar determinada consigna. Porque a veces los padres dicen bueno pero todavía es chico, pero los colegios siempre te dan el parámetro de los chicos de esa edad, no te están hablando de otra edad.
Entonces cuando alguien te dice bueno sí tiene cinco, pero ya no debiera morder para defenderse es porque eso se hace a los dos y los de cinco ya pueden hablar. Escuchar lo que el colegio dice también está bueno, en ocasiones las familias lo sienten como como una agresión y en realidad es una descripción que refiere a que tu hijo en este contexto con la misma estimulación le está costando esto. Y lo bueno es que cuanto más temprano consultas más probabilidades tenés de que el pronóstico sea bueno y consultar tarde te da más probabilidades de que el pronóstico sea menos bueno.
¿Cuánto influye en ese trabajo con las niñas, niños y adolescentes la condición socioeconómica, familiar?
Lamentablemente influye un montón. Y digo lamentablemente porque uno quisiera que la variable socioeconómica no impactara tan significativamente porque uno piensa en todas las personas más vulnerables, pero para empezar toda la literatura científica dice que mayor nivel socioeconómico es un factor de protección.
Eso quiere decir que existen más chances, por ejemplo, si vos podés pagar una consulta privada y vas a la salita de tu hospital y te dicen tengo turno para dentro de seis meses, probablemente no vayas a esperar tanto tiempo. Pero si vos no contas con el dinero para poder pagar esa consulta, vas a esperar esos seis meses. Ahí ya observamos una diferencia.
Una cosa es darme cuenta que mi hijo necesita ayuda y otra cosa es cuánto tardo en conseguirla. Y las personas de mayores recursos generalmente la consiguen más rápido. Otra variable que marca bastante la diferencia es el nivel educativo de la madre. Entonces a mayor nivel educativo de la madre, mejor pronóstico. Esto es estadístico. Después cuando vas a situaciones individuales, existen madres de altísimo nivel económico que son muy negligentes con sus hijos y nos encontramos con madres de bajo nivel socioeconómico que son tan luchadoras y tan presentes que consiguen los recursos.
Pero a nivel estadístico, el nivel educativo de la madre marca una diferencia y el nivel socioeconómico lo que también te sugiere es incluso cuántas palabras escuchan los chicos por año y cómo el desarrollo, por ejemplo, el lenguaje y el pensamiento y la lectoescritura tiene mucho que ver con eso. Y qué oportunidades tiene de entrar en contacto con bienes culturales, cantidad de libros, cantidad de experiencias que pueden hacer saliendo al cine o al zoológico o a la plaza o a lo que sea. Bueno, todo eso está relacionado con el nivel socioeconómico. Ojalá no fuera así. Pero bueno, la realidad es que sí lo es.
¿Cuál es la situación en nuestro país con relación al andamiaje legal en torno al TDAH?
Desde el punto de vista legal, las leyes que se necesitan, aunque seguramente podrían mejorar, existen, porque está escrito que las obras sociales tienen que dar cobertura y las prepagas en base a las necesidades de las personas. Como tantas otras cosas, muchas veces, lamentablemente en Argentina, la ley existe, pero no se cumple.
Y en ocasiones el incumplimiento es de ambas partes, porque te puedo decir de prepagas que no autorizan prácticas que por ley deben autorizar, pero te puedo hablar de familias que te preguntan si les podés hacer una factura por mayor cantidad de sesiones para obtener un reintegro mayor. Entonces, acá no hay malos y buenos, acá es honestos y deshonestos, independientemente de los espacios sociales en los que viven. Hay un montón de ciudadanos comunes que son deshonestos cuando pueden ser deshonestos. Entonces, no es que hay malos y buenos.
Educativamente, como tenemos un sistema de educación federal, cambia provincia a provincia. La verdad es que hay provincias que tienen resultados penosos en términos de educación, y ahí se hace muy difícil identificar personas con TDAH.
Nosotros hemos realizado trabajo voluntario en algunos lugares donde haces lo que podés y te das cuenta que le tenés que enseñar a decir su nombre, su apellido, a leer, a escribir, y no vas a ir a hablar de TDAH. También cuando la población es vulnerable, las necesidades son tantas que no siempre lo que haces es un diagnóstico de TDAH. Pero respondiendo a tu pregunta, sí tenemos la estructura legal que se necesita, la tenemos.
Lo que deberíamos hacer es respetarla y que nadie saque ventaja, porque sigue funcionando eso de que si tengo un contacto me aprueban el plan y si no lo tengo me cuesta más, y hay muchos padres teniendo que hacer Recursos de Amparo, que la verdad que no debiera ser así. Es parte del folclore nuestro.
¿Qué rol cumplen las ONG en el abordaje del TDAH?
Yo colaboro con varias y conozco de cerca el trabajo de varias y realmente cumplen un rol muy importante porque muchas veces es el rol de acercar recursos característicos del ámbito privado a espacios de menor riqueza socioeconómica y entonces, no sé, por poner un ejemplo, hay una ONG trabajando con el gobierno de Mendoza en lo que es alfabetización y desarrollo temprano y ellos han hecho programas de capacitación para los docentes que han mejorado muchísimo la oferta educativa. Es un trabajo conjunto con el gobierno de la provincia pero que ha mejorado muchísimo la oferta educativa para nivel inicial en jardines provinciales y su modo de abordaje siempre es a donde es más vulnerable primero. Entonces, de pronto, desde recursos materiales que se donan y se consigue vehiculizar donaciones, hasta capacitación docente, hasta servicios de identificación de familias con algunas necesidades, hasta vincular con las organizaciones provinciales que por ahí pueden asistir.
Bueno, y como ese trabajo hay un montón de ONGs que son por ahí las que las que escuchamos todos los días y que son realmente, para mí hacen un aporte enorme en términos de cómo acercar buenas prácticas a espacios donde por ahí las familias no tienen posibilidad de elegir a dónde se atienden o qué van a hacer. Así que creo que cumplen un rol súper importante y en nuestro país hay muchas muy valiosas y que trabajan muy bien.
Quedan sobre la mesa muchos conceptos para volver a revisar, tanto para las familias como para los docentes. Porque este proceso involucra tanto a unos como a otros y obviamente a las organizaciones de la sociedad civil que realizan admirables esfuerzos. El objetivo sigue uno, y debería encontrarnos a todos tratando de colaborar, el de mejorar la calidad de vida de niñas, niños y adolescentes con TDAH.