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BEATRIZ CUYARÁN: UNA EMPLEADA DEL HOSPITAL BIANCHI QUE DEBE REDOBLAR SU ESFUERZO TRAS SER VÍCTIMA DE UNA ESTAFA CON SU TARJETA DE CRÉDITO

Beatriz Cuyarán trabaja desde hace 17 años como mucama en el Hospital Dr. Osvaldo Pablo Bianchi.

Beatriz Cuyarán trabaja desde hace 17 años como mucama en el Hospital Dr. Osvaldo Pablo Bianchi.

Sierra Grande | Beatriz Cuyarán trabaja desde hace 17 años como mucama en el Hospital Dr. Osvaldo Pablo Bianchi. Es sostén de su hogar y alquila, en un contexto donde —según cuenta— los costos de vivienda “se fueron a las nubes”. Desde marzo atraviesa una situación económica crítica luego de notar movimientos irregulares en su tarjeta de crédito, originados por una estafa en la que le robaron los datos y realizaron compras que ella nunca hizo.

“Me robaron los datos de la tarjeta. Empezaron a hacer compras y así se fue acumulando deuda”, relató. A pesar de haber realizado la denuncia correspondiente y de que parte de los consumos fue reconocida por la entidad emisora, otra parte quedó bajo su responsabilidad, alimentando una deuda que creció mes a mes.

La situación llegó a un punto límite cuando, al cobrar a comienzos de mes, descubrió que casi todo su sueldo había sido absorbido por débitos automáticos: “No me dejaron nada. Tenía unos 80 mil pesos. ¿Qué hago con eso? Pago un servicio y me quedo sin nada”. Según explicó, el impacto económico compromete todos los aspectos de su vida: “Soy la única sostén de mi casa. Tengo que comer, tengo que pagar servicios. Y ahora estoy trabajando hasta 16 horas por día para poder salir de esto”.

El caso se encuentra en investigación, por lo que Cuyarán no puede ampliar detalles, aunque sí confirma que la denuncia está radicada desde marzo, cuando descubrió los consumos tras revisar detenidamente los resúmenes durante una licencia médica.

La falta de certezas, la acumulación de deuda y la sensación de estar pagando por algo que no hizo son, según expresa, el núcleo de su angustia: “Es feo trabajar tanto para pagar cosas que no son tuyas. Me da bronca, impotencia. Si fuera una deuda por algo que compré yo, bueno… pero no es así”.

Para afrontar los gastos básicos —alquiler, luz, gas, agua y alimentos— Cuyarán inició actividades alternativas: venta de tortas fritas y pizzetas, además de rifas solidarias que organiza a través de una planilla de números.  Lo recaudado le permite cubrir servicios y evitar nuevos atrasos.

“Estoy muy agradecida con mis compañeros del hospital y con la gente que me ayuda comprando un número o colaborando con lo que puede”, afirmó.

Beatriz continúa trabajando largas jornadas mientras espera que la investigación avance y pueda recuperar estabilidad: “A veces me pregunto por qué existe gente que hace estas cosas, pero tengo esperanza en que todo se resuelva”.

Fuente: En este día | Radio Libre

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